Tuvimos la oportunidad de participar en el evento de premiación del Empresario del Año, organizado por el diario La República desde el año 2003, el pasado 8 de marzo en la ciudad de Bogotá, en donde se da un reconocimiento al sector productivo de Colombia y la excelencia de sus líderes empresariales. A este evento atienden algunos de los más importantes empresarios del país, miembros del gobierno nacional, medios de comunicación, gremios y la academia. En el marco de esta celebración, cuyo objetivo, además del reconocimiento empresarial, era brindar un mensaje de optimismo a los diferentes sectores económicos del país, tuvimos la oportunidad de escuchar el discurso del ministro de Comercio, Industria y Turismo, Germán Umaña, y como Sector de Hidrocarburos, este nos dejó una gran preocupación…
En su discurso el ministro inicia muy positivamente diciendo que, a pesar de que el país se encuentra en una transformación política y social, es necesaria toda la riqueza empresarial para darle a Colombia un futuro sostenible.
No obstante, asegura que, como país, debemos acelerar la transición energética y, por ende, abandonar lo más pronto posible la utilización de combustibles fósiles por la seria preocupación del impacto ambiental de estos a nivel mundial. Desafortunadamente el ministro en su intervención no menciona que como país aportamos únicamente el 0.2% del dióxido de carbono y el 0.5% de los Gases de Efecto Invernadero (GEI) global y que, si Colombia eliminara por completo todas sus emisiones, el aporte al mundo sería mínimo o casi inexistente, es decir, que prácticamente no moveríamos la aguja de emisiones globales.
Al contrario de lo que asegura el ministro, lo que más contamina en Colombia no es el sector energético que se atribuyen un 17%, es la deforestación que genera el 56% de la emisiones nacionales, la cual, una de sus principales causas es la siembra de cultivos ilícitos y la minería ilegal a manos de grupos armados al margen de la ley, a los cuáles hoy el Gobierno propone indultos y beneficios, mientras que, a la Industria, que es pilar fundamental de la economía colombiana, es castigada aumentando su tributación, restringiendo su crecimiento (exploración) con miras a acelerar su desaparición.
En su discurso tampoco menciona que solo el sector de hidrocarburos en el 2022 contribuyó con $61 billones de pesos entre impuestos y regalías a las cuentas de la nación, que el sector minero energético es responsable de más del 45% de la inversión extranjera y más del 40% de las exportaciones totales. Si el sector minero energético desapareciera de la economía nacional, generaría un efecto nefasto, pues el impacto no solo sería en la industria de petróleo, gas y carbón, sino también en los demás sectores económicos del país y en los bolsillos de todos los colombianos. De igual manera aumentarían aún más nuestros índices de pobreza (actualmente 21 millones de ciudadanos en condiciones de pobreza y 8 millones de estos en pobreza extrema).
El ministro nos habló de la certidumbre y la seguridad jurídica e institucional que se le daría al sector económico. Sin embargo, la Industria de los Hidrocarburos no encuentra ninguna certidumbre, luego de que, en las últimas semanas, Emerald Energy fue atacada, saqueada e incendiada, poniendo en riesgo la integridad de toda la fuerza laboral, el medio ambiente y toda la infraestructura de la compañía, dejando como resultado 2 personas fallecidas, 78 policías y 6 civiles secuestrados.
Así mismo, en los 40 días de bloqueo de la zona por parte de la comunidad, Colombia dejó de recibir $2,600 millones de pesos de regalías, de los cuales $650 millones de pesos iban a ser destinados a San Vicente del Caguán. Y en el caso particular de el ataque terrorista a Ecopetrol en Barrancabermeja (atentado número once desde 2021), se derramaron 300 barriles de petróleo causando un daño significativo al medio ambiente. Todo esto sumado a la disminución del 33% de inversión extranjera para el 2023 de compañías operadoras petroleras diferentes a Ecopetrol (ACP, febrero 2023). Entonces, ¿cuál certidumbre? ¿cuál optimismo?
Es importante resaltar que la transición energética, para que sea sostenible y justa, no se puede hacer de tajo. Debe ser planificada, informada y con datos exactos y veraces. Los efectos de una descarbonización acelerada para el país son más nefastos que nuestras mínimas emisiones al cambio climático global, por lo cual mantener la coexistencia de nuestras fuentes de energía es primordial para el futuro sostenible de Colombia a medida que avanzamos en nuestra transición energética en el tiempo apropiado que esta requiere, sin poner el riesgo el desarrollo socioeconómico nacional.
Es por esto que se debe seguir aprovechando las fuentes de energía primaria de Colombia (petróleo, gas y carbón), continuando con la exploración y producción de estos y enfatizando en la importancia del gas, pues este es el combustible de la transición para la generación de energía con menos emisiones.
Desde los sectores de hidrocarburos y minería, estamos comprometidos con la transición energética sostenible y justa e invitamos al Gobierno Nacional a que se siente con la Industria para construir juntos la mejor hoja de ruta energética para el país con información, datos, ciencia e ingeniería.
Luis Guillermo Acosta, Director Ejecutivo Acipet